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Thor Ragnarok: El ocaso de los dioses


Calificación: 3.5/5

Por: Atilio Flores


Marvel sigue empeñado en un universo colorido, donde lo cibernético, galáctico y psicodélico están en cada una de sus tomas, trayendo consigo en primicia de este año su space opera bufo, “Los Guardianes de la Galaxia vol.2” y ahora lo hace nuevamente con “Thor: Ragnarok”.


Lejos de darnos una trama sería y cargada de drama, Marvel optó por la vía cómica, luego de dos entregas que por su misma seriedad y complejidad, no permitían darle un voto a favor al dios asgardiano del trueno, pero ¿Con el Ragnarok lo habrá logrado?


Taika Waitti nos trae a un Thor que sonríe y es capaz de bromear con otros, lejos de su altanería y posición celestial dentro de la mitología nórdica; ésta nueva construcción del personaje que ha creado empatía con muchos, más allá de ser un miembro más de Los Vengadores, Thor empieza a ser más humano y a aprender de sus errores.

Chris Hemsworth le ha impregnado al personaje un nuevo refresh que apertura una nueva concepción, sin embargo, es de contrastar que, para la seriedad que lleva el mismo título de la cinta: “Ragnarok” o mejor dicho: el “apocalipsis de los asgardianos”, dista mucho del objetivo real de la cinta, sintiéndose forzada en muchos casos con el exceso de comedia en personajes que no eran necesario ridiculizarlos.


Uno de estos hechos forzados fue el tratar de incluir la comedia hasta en el antagonista principal, la diosa de la muerte, Hela, interpretada por Cate Blanchett, a quien sólo le restó impacto a su personaje ya que su figura es sombría por naturaleza, por lo que su expresividad al momento de sacar algún comentario que conllevará a dar un atisbo de comedia, en definitiva le resta presencia.


Sin embargo, no por ello, la presencia de Cate Blanchett deja de ser imponente, elegante y bella, ya que logra su cometido con darle una sensación nueva a la cinta, colocar a un villano cuyas fuerzas superan en gran medida a las del héroe sin la necesidad de recurrir a un tercero para poner a temblar a quien decida colocarse a su paso, tal como la misma muerte lo haría.

No obstante, es de rescatar el hecho de que Marvel aún falla en el bajo perfil que trata de darle a sus personajes antagónicos; si bien Hela en está ocasión logra establecer su peso dentro del UCM como la primera villana estelar de su universo, pese a que es un personaje muy rico, tanto en personalidad y escenas de acción, es muy difícil ver en el filme escenas de acción contra Thor, las cuales no llevan a un desenlace que alebreste las expectativas de acción. Aquí cabe mencionar una pequeña inferencia y especulación del por qué no se vio una pelea de mayor envergadura entre Thor y Hela, y es precisamente por el hecho de ser una mujer.


Es debatible que la concepción de Disney de vender paz y amor en casi todos los desenlaces de sus películas no le permite explorar está área, igualmente lo que posiblemente pudo haber sucedido con Ironman 3, en donde el personaje de la científica Maya Hasen, interpretada por Rebeca Hall, paso de ser la villana principal a un papel secundario y de poco valor en la cinta, pues Marvel consideraba que el marketing de la figura del villano no tendría las ganancias que espectaría si fuese un hombre.


Tratar el tema del machismo de forma brutal en la que un hombre golpea a una mujer, es algo que seguramente no iba exponerse Disney, y las escenas en donde se ve las batallas de Thor contra la diosa de la muerte se resumen tal como Hela misma lo dice: “para serte sincera Thor, esperaba más de ti”

Ante ello, la figura de Cate Blanchett queda poco explotada y pasa a un nivel secundario, cuando el personaje daba para más, al igual que la figura de Antony Hopkins como Odín, y la escasa intervención de Benedict Cumbertbach como Dr. Strange, personaje que si bien se omitiera, no hubiese alterado en nada la linealidad de la  historia.


Por otra parte, es de retomar las escenas que guardan una estética incomparable, casi poéticas, las cuales remontan a la batalla de las Valkiryas contra la diosa de la muerte, tan sombrías y cargadas de emoción, que desgraciadamente se vieron limitadas a casi las mismas tomas que ya se habían visto en los avances del filme, por lo que es un punto negativo en contra del director, ya que estas escenas permitían contar la historia de forma impresionante, no algo que se limitará a 30 segundos.


La caracterización de Tessa Thompson como una de las Valkiryas si bien nos muestra en sus inicios un personaje cargado de estereotipos negativos, cae en la típica reivindicación del personaje que busca sanar  las heridas de su pasado con base a una actitud heroica que haga resarcir su nombre ayudando a Thor para evitar que se consuma el Ragnarok. No obstante, ciertos guiños amorosos se ven forzados dentro del filme en relación a un posible romance con Thor.


La historia, en si no es mala, tiene muchos elementos que la enriquecen y que abonan a la expansión del universo de Marvel, pero adolece de muchos factores que la vuelven inverosímil a lo largo de la misma, tal como tratar de controlar al dios del trueno mediante un artefacto que propiamente descarga shocks eléctricos cuando el mismo Thor es electricidad.

Similarmente con el hecho de que Hela no pueda salir de Asgard porque no se encuentra la espada que abre el Bifrost cuando en la cámara de los tesoros de Odin, ella reconoce el poder de la Gema del Infinito del Espacio, la cual le permite viajar a donde quiera a través del universo. Eso le resta inteligencia al filme y le hubiese dado proporciones épicas y un giro totalmente diferente a la historia si se hubiesen tomado en consideración.


La evolución de Hulk dentro del universo cinematográfico de Marvel en definitiva marca un nivel que trasciende al tonto fortachón que nos muestran las entregas anteriores donde vimos al gigante esmeralda. Este factor le da un plus al explotar muy bien el personaje de Mark Ruffalo como el compinche perfecto de Thor, tal como esté personaje surgió en las tiras cómicas, permitiéndole a su vez, tener ese crecimiento del personaje que también se veía estancado con el paso de los años, adaptando de manera simbólica el comic de Planet Hulk.

El diseño del planeta Sakaar, nos muestra un basurero intergaláctico, una versión quizás de los planetas al estilo de George Lucas, sólo que con más luz y color, gobernado por el Grandmaster. Jeff Goldblum nos trae un Grandmaster completamente excéntrico, superando incluso a su hermano ‎Taneleer Tivan (Benicio del Toro), personaje que promete un desenfreno total en un lugar donde lo psicodélico y anárquico es prioritario, algo que concuerda también con el papel de Loki (Tom Hiddleston) quien encaja muy bien en el desarrollo al punto de tener esa ambigüedad de saber jugar en ambas caras de la moneda, tanto para el bien como para el mal, sabiendo reconocer en que momentos debe de obrar para su conveniencia.

A su vez, otro elemento que juega a la perfección es su banda sonora, encabezada con la canción “Inmigrant Song” del grupo británico Led Zeppelin, el cual le dio desde el teaser trailer una vibra totalmente diferente a lo que Thor tenía, aunado con el significado de la letra de la canción. Además, la música compuesta por Mark Mothersbaugh tiene bastante similitud entre la banda sonora que presentó Daft Punk en Tron, con un toque ochentero cibernético.


Quizás el hecho de considerar a Thor Ragnarok una comedia como tal es denigrar su esencia, la película por si misma logra rescatar un magno evento como lo es el apocalipsis de una trilogía, cerrada con broche de oro, creando una versión mitológica moderna en donde el personaje principal atraviesa un viaje de auto descubrimiento con el fin de encontrar su lugar en el universo y lo ha logrado.


Te comparto el siguiente diseño editorial con una nota previa al estreno de Thor Ragnarok escrito para Diario El Mundo:

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