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Star Wars Episodio VII: “El refrito perfecto de Abrams”


Por: Atilio Flores

Calificación: 4/5 Continuar una saga tan exitosa como Star Wars es sin duda un reto y una proeza que J.J. Abrams logró hacer realidad para los fans de uno de los legados más grandes de Georges Lucas, las cuales han causado toda una sensación desde su origen, desarrollo y culminación, con personajes memorables que han vuelto icónica a la “Guerra de las Galaxias” y sus seis partes iniciales que narran la historia del legendario Jedi Anakin Skywalker y su trasformación al lado oscuro de la Fuerza.

Episodio VII significó un movimiento acertado por parte de Disney al reforzar el clásico de Lucas con elementos que alimentan el fanservice, no sólo en su carácter mercadológico, sino más bien al refrescar a las nuevas generaciones de un nuevo concepto que incluye personajes nuevos que mitifican la lucha constante del bien y el mal en la creación de un mundo utópico que mueve a los seres a luchar por que prevalezcan los ideales del patriotismo y la lealtad como lo manifiesta la Resistencia encabezada por la princesa Leia Organa. 


La narrativa mostrada por el filme es bastante fluida aunque muchas veces predecible entorno a ciertas situaciones que ponen en un riesgo poco creíble a los personajes emblemáticos, como Han Solo y Chewbacca en su travesía por descubrir los planes que desestabilizan a la Galaxia y en su guía por llevar a BB-8 junto a Rey y a Finn, con el fin evitar que obtengan la ubicación del último jedi: Luke Skywalker.

Dentro de este aspecto es destacable que, la figura de un salvador siempre se mantiene a lo largo de la saga y, como en la mayoría de películas que mantienen una trama distópica, busca lograr un cambio a través de las hazañas que muestra este personaje central, las cuales vuelven a caer precisamente sobre el linaje Skywalker, como vemos en la trilogía del episodio I al III con Anakin y del IV al VI con Luke, similarmente es predecible la utilización de Rey, en los episodios que marcarán la siguiente trilogía, personaje que apunta a ser la hija de Luke, dándole un nuevo valor femenino a la saga.

El surgimiento del héroe, para el caso de Rey, guarda siempre esa linealidad que los protagonistas de los filmes anteriores han mantenido, personajes que están sumidos en la miseria y la esclavitud, luchando por subsistir con base a sus habilidades potenciadas por la valentía y la perseverancia, elementos claves para desarrollar el poder de la Fuerza. 


El uso de la fotografía impresionista sobre el espacio, así como también la recreación de los planetas, reflejan mucha similitud a los vistos en episodios anteriores, salvo por los habitantes que surgen como un nuevo folklor dentro de la saga, los cuales nos involucran dentro del imaginario alienígena como aquel ser abominable de modales y conducta animalesca reforzando la construcción  antropocentrista y ególatra del humano. A este factor es de sumarle el vestuario original que contrasta muy bien dentro de las escenas, modificación de armaduras de los Stormtropers y la innovación de la máscara del villano.

Por otra parte, la construcción de los antagonistas marca una diferencia entorno a aquel suspenso que marcó precisamente la primera saga con el mítico Darth Vader, personaje que motivaría a continuar con la segunda trilogía al presentarnos como del bien se puede tornar mal con Anakin. Sin embargo, en esta entrega, nos presentan a un Kylo Ren que en primera instancia nos recuerda al señor de los Sith, para luego descubrir, que precisamente es nieto del ancestral emblema del mal galáctico, gastando una carta que bien pudo ser explotada para las siguientes entregas de la saga.


Sumado a ello, revelar la identidad de Kylo Ren restó el impacto que se tiene del lado oscuro debido a la poca presencia que tiene el actor Adam Driver, una elección que no le favoreció mucho a esta entrega pese a que en ésta mantiene a tres figuras que representaban al mal, tales como el líder Supremo Snoke, interpretado por Andy Serkins a través de la tecnología de captura de movimiento y expresiones, así como también al actor Domhnall Gleeson como el comandante de la Primera Orden, Armitage Hux, quien nos refiere secuencias similares a un Hitler que inspira a sus ejércitos que su clase es la que debe de prevaler.

Los efectos visuales sin duda juegan un papel muy importante en la saga, la cual inició prácticamente con maquetas y stop motion; es de destacar que, pese a que cuentan con tecnología de nueva generación, aún hay escenas que evidencian el abuso de animación por computadora lo cual resta el efecto de credibilidad que ha mantenido a lo largo de esta historia.

Otro punto que rescata a la producción es la banda sonora que mantiene fiel el sentimiento que logra identificar a los fans y hacer referencia a momentos y situaciones que refrescan u homenajean a las anteriores películas de la saga, complementadas con las acciones de los nuevos personajes que han sido introducidos, los cuales sirven para establecernos a los nuevos héroes que partirán en sustitución a los clásicos.


Dentro de la trama, se vuelve un tanto inconsistente el hecho de enmarcarnos 30 años después desde el episodio VI, abrumando en cierta medida al espectador dentro del misterio de qué es lo que ha ocurrido en ellos, presentándonos incluso una relación familiar fallida por parte de Han Solo y Leia Organa, poniendo en tela de juicio el origen de Kylo Ren fruto de su unión, lo que refuerza en parte la falta de interés por los hijos, algo muy común en las sociedades contemporáneas que se lamentan por la toma de decisiones equivocas por parte de ellos.


Por otra parte, el desenvolvimiento del personaje de Rey, es bastante determinante, sin embargo, sufre de esa presión por parte de contar tanto en tan solo dos horas, tratando de hacer creíble un enfrentamiento contra Kylo Ren, quien en un jedi oscuro que lleva años de práctica, contra ella que no tiene ni días de haber descubierto que tiene habilidades de la fuerza dentro de sí, a tal grado de casi ganarle, convirtiendo imperativa la figura de que el bien triunfa sobre el mal y que el héroe utópico siempre saldrá avante.


Considerando esta situación, la muerte de Han Solo en este episodio, sólo marca la idea del tiempo en que cada personaje debe de desaparecer de una manera u otra para tener una nueva fresca imagen que concluirá con la tercera trilogía y abrir paso a nuevas, no obstante, la inocencia de la muerte de Han, manifiesta sólo la doble moral hipócrita que se mantiene entorno a morder la misma mano que te alimenta y la falta de valores e irrespeto en las que se encamina el mundo.


El discurso manejado es sencillo y fluido por lo que vuelve fácil de entender, aunado a este factor es de analizar que los diálogos conservan su humor jocoso, muy acertado y propio de las primeras entregas, lo que lleva a detectar su defecto, ser el refrito perfecto, algo que ha caracterizado a Abrams al traer a la vida a otras películas clásicas de los años ochenta tal como es el caso de Star Trek que va por su tercera entrega, marcando un reboot de las franquicias icónicas de la ciencia ficción. Lee la nota previa de Rogue One "A Star Wars Story" en el siguiente infográfico realizado para diario El Mundo:


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