Calificación: 4/5
Por: Atilio Flores
El ingenio por desmantelar los planes de la construcción de la estrella de la muerte es una idea descabellada, pero el grupo de compañeros encabezados por Cassian Ardor y Jyn Erso lograrán hacerle frente al Imperio en su ideal por dominar e intimidar a toda la galaxia con el arma más letal de todas: "la estrella de la muerte".
Disney logró hacerla de nuevo al traer el primer spin-off de la saga galáctica con Rogue One. El ya conocido “despertar de la fuerza” está otorgándole a las nuevas generaciones una conexión más fresca de los personajes venerados del cine de ciencia ficción, especialmente del space opera de George Lucas, el cual parecía extinto con el episodio III, "La Venganza de los Sith", estrenado en 2005.
Rogue One es un filme autoconclusivo dentro de si mismo. Se encarga de jugar con las emociones de todos los fanáticos uniendo el rompecabezas de la primera trilogía con la segunda presentada por Lucas. Que si bien, la llegada del episodio VII significó un paroxismo, Rogue One resaltará por su alto contenido épico cargado de drama, momentos oportunos de risas y, sobre todo, de la nostalgia al remembrar hechos que acontecieron antes de la llegada de “la nueva esperanza”.
La historia nos sitúa en la existencia de nuevos personajes que verán la luz de la Fuerza por pequeños instantes, más allá de la coloquial frase: "Que la fuerza te acompañe", surge una nueva mistificación de la misma con "Soy uno con la Fuerza, la Fuerza está conmigo", la cual queda marcada por Chirrut Imwe, un guardián del templo de los jedis, quien aparte de ser un no vidente, es un digno protector y aliado dentro de la historia.
Sin embargo, el mensaje planteado por Rogue One, es continuo en la linealidad de la saga, otorgandole el paso certero a "una nueva esperanza": la necesaria revolución debe de partir de los propios actantes de la sociedad. Sin la espera de que todo caiga del cielo para poder salvar al universo, tomando la lucha como una oportunidad de demostrar que el bien siempre será bien, pese a cualquier circunstancia.
Dentro de este spin-off es destacable la reunión multiétnica del cast, el cual incluía a chinos, a un iraki, a un daneses, y a un mexicano como estelares. Es notable el salto que da el actor Diego Luna dentro del cine holliwoodense, al interpretar a Cassian Andor, un capitán y oficial de inteligencia de la Alianza Rebelde. Sin embargo, lo que vuelve poco sustentable al personaje, es su origen dentro de la franquicia, así como la de otros personajes que se habían visto en las series animadas o con referencias a otras películas de la saga.
Por su parte, Felicity Jones logra darle un impulso a la Fuerza por parte del género femenino, lo que hace referencia a las grandes mujeres que rodean a la historia de la galaxia, como lo fue Natalie Portman con Padme Amidala y Carren Fisher con Leia Organa. No obstante, su participación no iguala a la trascendencia de Rey en el episodio VII, por lo que su personaje se limita como muchos a sólo ser un vago recuerdo que nadie realzará en los episodios posteriores.
Precisamente, este es el hándicap de toda la película, tratar de crear personajes complejos para destruirlos en un mismo filme, -cuestión que no es de extrañar como se podría apreciar en cualquier otra cinta-, no obstante, cuando se trata de un conecte que encara dos arcos generacionales muy distintos y un argumento que se sabe que de antemano no puede trascender de ello, lo vuelve poco creíble al presentarnos a héroes que terminan siendo mártires y que nadie recuerda.
La aparición del mítico Darth Vader dentro de la película marcó para los fans la conexión que el filme necesitaba, después de caer en el vacío de diálogos que no llevaban a mucho en su relación a los acontecimientos que determinarían el final de la historia; que si bien era conocido, era algo conclusivo de que manera afectaría la relación de los mismos entorno a la trama. Asimismo, los cameos del general Bail Organa, Mon Mothma, así como de C3PO y R2D2, le dan un realce nostálgico a la historia.
Los efectos especiales y las escenas de acción sin duda marcan un colosal avance comparado con lo que visto en el Episodio VII de Abrams. Además, el uso de la animación en tercera dimensión y CGI llegó a su nivel máximo al devolvernos a la princesa Leia y Moff Tarkin justo antes de sus primeras apariciones hace más de 30 años. A su vez, la batalla final ejecutada en el planeta de Scarif juega con un diseño impresionante en una escenografía vista solo en videojuegos.
Pese a ello, hay algunos factores que quedan a tela de juicio entorno a su nexo a las demás películas, lo que lleva a preguntarse, ¿Era necesario este spin-off? o si la odisea espacial que relata Rogue One, es de gran trascendencia, ¿Por qué no hubo alguna referencia en los Episodios del IV al VII? Será de ver cual será el tratamiento que le dará Disney a los mártires de la galaxia de Lucas. Por el momento, las expectativas hacia el episodio VIII y a la nueva película de Han Solo levantan de nuevo la euforia, sólo que esta vez sin su amada princesa Leia. Puedes leer mi nota previa en el infográfico publicado para Diario El Mundo:
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