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Piel Fría: Una apología a lo inentendible


Por: Atilio Flores

Calificación: 3/5


"El que lucha con monstruos debe tener cuidado para no resultar él un monstruo. Y si mucho miras a un abismo, el abismo concluirá por mirar dentro de ti", es la célebre frase de Nietzche que abre está colaboración española-francesa, a manos del director francés Xavier Gens, mejor conocido por sus películas del género de terror y suspenso.


Encontrarse en medio de la nada, rodeados del frío ártico, con más tarea que analizar el clima sin ningún alma a cientos de millas de distancia, parece ser un monótono y absurdo pasatiempo de vida, pero ¿qué hay si hubiese un enigma que resolver que emerge del mar al esconderse el sol?


Gens retoma en está ocasión las páginas del escritor y antropólogo español, Albert Sánchez Piñol, que narra como dos hombres habitan en una isla perdida en medio del océano, quienes noche tras noche, se resguardan en un faro del asedio de unas extrañas criaturas marinas, viéndose sometidos a una extrema tensión con total de sobrevivir por una noche más.

Su historia marca dos ángulos de ver lo desconocido, una con la sórdida idea de aprender lo nuevo de ello, o la segunda, destruirlo antes de ser conquistado por ellos. La mítica es encarnada similarmente con dos contrastes: la juventud y lo senil, manifestados por Friend, interpretado por David Oakes, y Gruner (Ray Stevenson), un hombre en vísperas de su vejez que custodia el faro.

Gruner encarna esa melogomanía, de destruir todo aquello que encara lo desconocido y que debe ser apaleado para determinar la supremacía, el especismo. Ray Stevenson revela el lado misántropo del ser humano a un nivel sociopata, entre la demencia y el salvajismo. Retratando la obsesión, la escasa visión de que es compartir el mundo y la imposición del colono que usurpa las tierras del ocultismo.


Mientras Friend, se mueve entre lo cándido y la curiosidad, bajo una dependencia que marca unirse a la experiencia del viejo antes de morir como alimento de las extrañas criaturas marinas. Su corazón benevolente marca un contraste efímero entre lo razonable y la idiotez que presume la supervivencia. 

Clasificar esta cinta como de terror como lo hicieron, quizás sea exagerar el género, que más abona a un suspenso que juega más dentro de la ciencia ficción y más aún a la fantasía. 


Ante este factor, el argumento de la película se mantiene tambaleante a cada momento sorprendiéndonos con las cosas que ocurren; sin embargo, en vez de ir disipando las situaciones que embargan a los protagonistas, se van hundiendo en el abismo que contemplamos. Éste quizás sea el factor que no permite que se desarrolle una empatía inmediata, pues la confusión de géneros deja un mal sabor de boca, sacándonos del cine con más preguntas que respuestas.


Ello es debido a que el espectador busca saciar la curiosidad o el misterio del actuar de estos androanfibios que emergen al caer la noche, así como también ahondar en las acciones que motivan los comportamientos genocidas de sus protagonistas. No obstante, el paso del tiempo, solo nos sumerge en la locura de no comprender qué es lo que está sucediendo o más aún en que concluye realmente el filme, dándole tintes filosóficos y moratorios a su discurso. 

Su mensaje por otra parte es claro, reflejado en un sin fin de formas a lo largo de la historia del cine, siendo inevitable recordar la plausible obra de Guillermo del Toro: “La forma del Agua”. Sin embargo, la obra de Gens es una visión desde un ángulo que permea algo diferente, “el abismo contemplándonos” tal como lo dice la frase de Nietzche al inicio del filme.

Este inhóspito escenario marcado por lo desolado de la isla que se adentra en el mar, sirve como un personaje más que se vislumbra con la antorcha de un faro y que marca la odisea que viven sus protagonistas en las primeras décadas del siglo xx, donde reinaba el misterio de aquello que aún no era robado por el modernismo.


La calidad en fotografía que goza “Piel Fría” en manos de Daniel Uranyo, es un elemento destacable dentro de la producción, así como también en maquillaje, el cual catapulta a darle un nuevo juego a las películas de ciencia ficción del cine francés y español. 


Si bien su desenlace no satisface, abre los ojos a las preguntas: ¿Qué misterios están sumergidos en el fondo de nuestros pesares y cuántos demonios yacen esperando un descuido para asesinarnos?

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