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Flotando junto a "Eso"


Por: Atilio Flores Calificación: 4/5


Retomar uno de los icónicos personajes de las páginas sombrías de Stephen King para evocar el mal en su plenitud, era una tarea que surge irónicamente 27 años después de la primera entrega de "Eso" en su adaptación a la pantalla chica. Pennywise regresa en la piel de Bill Skarsgard en una interpretación más oscura a la representada por Tim Curry, que no por ello, deja de perder un valor trascendente dentro de las generaciones que crecieron bajo la sombra de "Eso" en los 90's. “Eso” regresa en está ocasión a la pantalla grande bajo la dirección del argentino Andrés Muschietti, conocido por su trabajo en la película de terror "Mamá", ofreciéndonos la lucha de los conflictos emocionales y terroríficos de sus protagonistas al enfrentarse contra las formas que puede tomar el miedo. La historia si bien nos muestra apenas las primeras pinceladas del Best Seller, retoma una caracterización muy intrépida de sus personajes, el "club de los perdedores", con un elenco que permite identificarse muy fácilmente por su carisma y encarnada amistad que nos van mostrando un mundo desde la perspectiva de los conflictos y  temores que surgen en la niñez y que se deben de afrontar para convertirse en adultos.

Dentro de los siete miembros del club, se roban el espectáculo: Bill “el tartaja” interpretado por Jaeden Lieberher; Finn Wolfhard como el mejor amigo de Bill, Richie Tozier; Sophia Lillis como Beberly Marsh; y Jeremy Ray Taylor como Ben Hanscom, quienes con su trabajo en conjunto logran reflejar muy bien la problemática central de la historia, la cual parece una extensión de la serie “Stranger Things” de los hermanos Matt y Ross Duffer para Netflix, y a la serie de antaño “The Twilight Zone” o “La dimensión desconocida” de los años 60's. La trama planteada por momentos parece inconexa entre los hechos y ciertas referencias que hacen propiamente para aquellos fanáticos del libro; sin embargo, a medida se van uniendo los hechos generan una trama que cae en la interiorización de sus protagonistas, lo cual le otorga a cada uno de sus personajes el tiempo necesario para desenvolver su personaje a la perfección. Además como dato curioso, es conocer el origen que inspiró a Stephen en la construcción de “Eso” en 1986. Que a propósito, curiosamente el escritor salvadoreño Salarrué escribió una historia en 1940, bajo el título “Eso y más”, que si bien tiene una trama e historia muy diferentes, se basan en que su antogonista es el mismo mal encarnado que muestra diversas formas acorde a los miedos; sin embargo, es de reconocer que King lo lleva a un peldaño más transformándolo en terror puro, mezclando a una adolescencia que se desmorona entre la morbosidad del mundo que descubre a su paso.

No obstante, más allá de juzgar que elementos estuviesen presentes en el libro o en la primera adaptación, es de valorar la realidad reflejada a través de los diferentes estadios que marcan en el desarrollo de las personalidades de sus protagonistas, quienes se encuentran en la niñez en su turbulenta transición a la pubertad y por ende a la adolescencia. Factor que lo logra muy bien el filme con cada uno de los miembros del “club de los perdedores” al ir afrontando con valentía cada hecho que caracteriza al niño con temores que deja atrás de sí para volverse joven. En cuanto a sus aspectos técnicos, a nivel de propuesta de efectos visuales maneja mucha similitud a otros clásicos de los 80's tales como “Beatle Juice” de Tim Burton, basadas en el expresionismo alemán, colocándonos muchos elementos en la representaciones que toma “IT”, como el payaso Pennywise, el leproso, la dama del cuadro… no obstante, la técnica presentada, no logra darle un efecto más allá del suspenso, siendo algunas tomas poco convincentes en aspectos de lógica de secuencia de acción y altamente computarizadas. Es destacable el factor de suspenso que logra mediante la lugubridad que va condicionando la historia, aunado con una colorización fría, muy común en la representación en la década en que es ambientado el filme junto a la banda sonora, aunque por momentos, ciertas canciones no encajan dentro de un filme con la clasificación de terror, pero que abonan a darle un tratamiento muy diferente a lo que nos plantean las películas de miedo, dándonos una historia que involucra comedia, drama, suspenso, gore, y escasamente tintes terror.

La caracterización de Pennywise por parte de Skarsgard le da una forma muy sombría desde los inicios al payaso, sin darnos una versión entre dulce y cómica que asentó Tim Curry acorde a las descripciones de King en el libro. Esta versión muestra a un payaso al que definitivamente no nos acercaríamos, sin embargo, no cae en el abuso de la ridiculez al que nos presentaron en la serie. Skarsgard otorga una mezcla entre la locura y el terror, mezclado con un vestuario más conservador y refinado que mitifica a los arlequines de las cortes reales de la época del renacimiento, evocando a la antigüedad del personaje. Otro factor interesante que mantuvo el filme fueron las referencias que hicieron dentro de la cultura popular que caracterizó a la década de los 80's: películas, mitos, enfermedades y bandas, sabiéndolas emplear en momentos muy oportunos, al mismo tiempo que la comedia, aunque unos hallan rallado en la sexualidad y matado algunas escenas que no implicaban mayor impacto gracias a un chiste mal colocado al final de ellas.

Lo interesante de está propuesta -que marcará las primeras décadas del siglo XXI- es que mantiene en esencia la historia de King, sin enmarañar la historia como lo hizo en la primera adaptación, siguiendo más una serie de capítulos que prometen más de este payaso bizarro que quiere que todos flotemos... Te comparto el siguiente infográfico elaborado para Diario El Mundo escrito por mi colega Iván Barahona y su servidor en diseño gráfico:

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