Por: Atilio Flores
Calificación: 4/5
Gozar de un documental en el cine es una experiencia que pocas veces se logra en el país, el cual se ve impotente ante el globalizado monopolio de Hollywood y su imperante deseo de arrasar la taquilla con cada producción que sale y que, en muchas ocasiones, apenas logra levantarse entre lo aceptable. Esa es una de las primeras valoraciones que se debe tener con el cine alternativo que nos proponen John y Jean Griesser, dos cineastas norteamericanos que han compilado un arduo trabajo en documentar, casi por 50 años, una historia increíble sobre los orígenes de un movimiento que, más que religioso, se debe de considerar espiritual. “Hare Krishna!: el mantra, el movimiento y el Swami que lo comenzó todo” es el biopic inspirador de Abhay Charan De, mejor conocido como Srila Bhaktivedanta Swami Prabhupada. Un “gurú” de 70 años que se embarca de India hacia los Estados Unidos a mediados de los años 60’s, en medio de una época convulsionada por transformaciones sociales en todo el mundo, para llevar a cabo las órdenes de su maestro espiritual, quien le encomendó la difícil tarea de predicar la filosofía de la Conciencia de Krishna en occidente.
Lo interesante del filme es el sentimiento que roba el personaje de Prabhupada al presentarnos un pequeño brochazo de su vida, al interiorizarnos con su propia voz en la narración de la historia que de él mismo refiere. Su voz cargada de afecto puro mezclado con su acento indio, se aúna con la animación de las fotografías que tanto John y Jean Griesser recolectaron desde su trabajo de maestría fotográfica en 1971 hasta los últimos años del Swami en 1977; recreando una sensación especial, que da por sentado algo experimental con sabor de querer ver y saber más sobre el fundador de la Comunidad Hare Krishna. El documental resume 12 años de la vida de este emblemático y carismático personaje que conquistó al mundo con una revolución espiritual, transformando la vida de muchos jóvenes que, para la época, habían rechazado los estándares utópicos de la “vida perfecta americana”, tal como lo manifestó el hippismo como contra respuesta a la guerra de Vietnam. Si bien, no es una fácil tarea condensar tanto en tan poco tiempo del metraje, el detalle resulta como construir una experiencia que encierra la influencia que los devotos “Hare Krishna” hicieron en la cultura popular, constituyéndoles como un fenómeno que atrapaba con sus cánticos, danzas, comida y vestimentas; así como también de sus hábitos poco convencionales ante una sociedad materialista que no veía normal el evitar comer carne, huevos y pescado; detener el consumo de estupefacientes, como también el té y el café; los juegos de azar, y el sexo ilícito fuera del matrimonio.
La cinta se nutre ampliamente con las mismas referencias culturales que le englobaron principalmente desde sus inicios, tales como: programas televisivos, la música, el cine, reportajes de la prensa y del trabajo fotográfico que propiamente los cineastas realizaron en su juventud. Todo ello enmarcado en una década en la que esquivar la realidad se volvía una constante que perdura hasta nuestro días y que era liderada por jóvenes que se desenvolvían dentro de lo excéntrico y el esnobismo como incluso hicieron The Beatles, especialmente George Harrison, quien simpatizó inmediatamente con Prabhupada. Hay un hecho que marca un antes y un después dentro del mismo documental, y es precisamente que la primera parte se desarrolla de forma lenta para retomar un segundo ángulo desde la mitad del filme inyectado por la presencia de la cultura pop de los años 70’s. Así como plasma una transformación literal de los individuos que rodean al Swami que inició toda una transformación encaminada a desarrollar “una vida sencilla con un pensamiento elevado”. Pese a que la película documental se enfoca en el origen de la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna en occidente, se siente que no se desvincula de los parámetros raciales por su énfasis en la visión anglocéntrica dentro del filme. Aunque el mensaje trata de realzar cómo la filosofía se esparció en cada continente, la invisibilización de los personajes que retomaron las enseñanzas del Swami desde América Latina, África y Asia –personajes que ni se mencionan– le hubiesen dado un sentido de pertenencia con los públicos propios de estas regiones.
Sin embargo, sus directores logran llegar al mensaje central, la esencia del trabajo que Prabhupada estableció. Lejos de un fanatismo que evoca una coyuntura poco religiosa de Estados Unidos, otorgando un mensaje universal que le da su propio efecto al guiarnos a través de la historia para desarrollar amor por Dios, mediante un cultivo e valores que evoque a trascender de un materialismo a una conciencia espiritual, independientemente de la religión que se practique.
Los testimonios de sus discípulos se vuelven la huella que va dejando descubrir la personalidad de Prabhupada. Ante la diversidad de fuentes que presenta el largometraje, el espectador se convierte en la voz restante para expresar si la iluminación que proviene de este dogma permite la inclusión de todos, trascendiendo de la oscuridad hacia la luz.
“Hare Krishna!: el mantra, el movimiento y el Swami que lo comenzó todo” es un primer acercamiento que llega al cine sobre la cultura y ancestral sabiduría védica de India, a través de los ojos del embajador de los Santos Nombres de Krishna en los países de occidente, Srila Prabhupada, quien dejó un legado incomparable.
Te comparto la doble plana que diseñé y redacté para Diario El Mundo de El Salvador sobre el estreno del documental: “Hare Krishna!: el mantra, el movimiento y el Swami que lo comenzó todo". ¡Déjame tus comentarios!
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