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  • Foto del escritorAtilio Flores

Viudas: El eterno luto de una sociedad corrupta


Por: Atilio Flores Calificación: 4/5 Difícilmente, en lo que va del año, se han estrenado buenos filmes que merecen un aplauso en el género de thriller, que engloba a películas policíacas, de espionaje o de terror dentro del suspenso, a tal punto de volverla una radiografía social, tal como el drama de Moonlight lo estableció en 2017.

“Widows” o “Viudas” del director Steve McQueen, quien en 2012 dirigió la premiada y oscarizada “Doce años de esclavitud”, en está ocasión regresa con la historia de cuatro mujeres que acaban de enviudar como consecuencia de un “fallo accidental” en los planes de sus criminales esposos, lo que las obliga a unirse para terminar lo que ellos iniciaron, enmarcado dentro del contexto que engloba las elecciones a alcalde de un distrito de Chicago. 


La actuación de Viola Davis como Veronica Rawling, sucesora de su esposo Harry (Liam Neeson), demuestra la ambivalencia del temor y la templanza, junto a la determinación de finalizar lo que que ha emprendido. En este cometido se suman al reparto, Michelle Rodríguez como Linda, Cinthya Erivo como Belle y Elizabeth Debicki como Alice. Estas actrices dotan al filme con las historias alternas que llevan a la introspección de la roída y cruda sociedad que se vive.

McQueen introduce el rompimiento del paradigma femenino de la delicadeza, siendo el robo sólo la excusa para presentar las historias que están detrás de estas cuatro mujeres y cómo se entrelazan llevando a una compleja telaraña de situaciones que están más íntimamente relacionadas de lo que ellas creen, pese a que nunca antes supieron de su existencia. 


Linda nos muestra el contraste de la migración y de la estigmatización racial del latino que se busca superar en la diáspora. Belle nos da el enfoque de los sacrificios que se hacen por mantener a los hijos conllevando no sólo un trabajo, sino hasta dos, mezclados con la “supervivencia” de los barrios bajos; mientras Alice refleja la injerencia del machismo y el abuso hacia la mujer, no sólo en su relación inicial con su esposo, sino en el trasfondo de la explotación sexual que ha recibido en su niñez y en su vida como adulta para “ganarse” la vida.

Asimismo Debicki, como Alice, quiebra el estereotipo de “belleza” de las rubias “tontas”. Su astucia le permite desenvolverse incluso mejor que las otras coprotagonistas del filme, las cuales entretejen, gracias a una solemne narrativa, las historias que marcan la esencia de las mujeres como las víctimas del sistema, pero que más allá de victimizarlas, se les da la oportunidad de redimirse, no sólo a nivel de género, sino ante la sociedad misma.

Similarmente, el contexto en el que se desenvuelve la historia en torno a los candidatos ediles del distrito, sirve para que la cinta logre develar la corrupción y los detrimentos de la política contemporánea, la cual está atestada de la compra y venta de voluntades, y de lo poco que importa la situación de los ciudadanos. 


Esta paradoja tapizada de buenas intenciones es representada por Collin Farrell encarnando a Tom Mulligan, uno de los aspirantes a la silla edilicia, quien asume que, por de facto,  debe de ser el sucesor de su familia que ha gobernado dicho condado por más de 30 años; mientras que su contraparte Jamal Manning interpretado por Brian Tyree Henry, es el nuevo contrincante que lucha a favor del pueblo olvidado por los Mulligan.


Sin embargo, este contraste de Manning, utópico en esencia, revela la verdadera malicia tras la forma de llegar al poder y obtener el status, desenmarañando lo alucinante de los trasfondos que se mueven dentro de la política: las promesas falsas, las dolencias del pueblo, la manipulación ideológica y religiosa.

McQueen como guionista de su propia película junto a la escritora Guillian Fynn, impone un estilo fuera de lo común en la narración de las historias mediante diálogos sobrios, sinceros a punta y espada, los cuales invitan a una verdadera reflexión del sentido común sobre quienes son los aspirantes a gobernar, acompañado de una frugal banda sonora de Hans Zimmer.


Es plausible, a su vez la forma en que los colores se matizan desde la primera toma del filme, la cual nos plantea el matrimonio interracial, entre Veronica y Harry Rawlins, vistas desde un ángulo cenital y que pierden en la blancura de sus sabanas. Como este ejemplo hay otros elementos que maneja el filme como el contraste de los urbes de clase alta con los marginales mediante la visualización del movimiento de los autos y los diálogos, hasta la cámara subjetiva que circunvala a los raperos en una cruda escena encabezada por Daniel Kaluuya como Jatemme, el matón tras la campaña de Jamal Manning.

Viudas, logra de forma realista lo que “Ocean 8” intentó hacer a mediados de este año, y que no lo consiguió pese a que contó con un elenco de grandes actrices. En cambio este filme de Steve McQueen podría figurar como una de las películas mejor manejadas en este año, que merecen estar en la lista  de nominaciones para la temporada de premios del próximo año.

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