Por: Atilio Flores
Calificación: 5/5
La grandeza que Pixar tiene, es que sabe tocarnos el corazón. Si bien no le va bien en las segundas y terceras partes de sus producciones, con sus historias originales logra envolvernos en una magia que permite recordar a nuestro niño interior y con “Coco”, lo ha vuelto a hacer.
Después de darnos dos historias que parecían no prometer mucho desde "Intesamente" con "Un gran Dinosaurio" y "Buscando a Dory", “Coco” llega para maximizar la grandeza de las culturas latinas, siendo México la cuna de esta entrega.
Con sus calles adoquinadas y de polvo, los negocios a cada vuelta de la esquina, el papel de china decorando las festividades y las extensas tradiciones familiares, son el plato fuerte que Pixar toma para reencontrarnos fácilmente con una historia que atrapa desde su misma introducción al son de mariachis -que erizan la piel- al momento de presentarnos el logo animado del coloso del entretenimiento: Disney.
La historia nos presenta a un niño que adora y ama la música, Miguel Rivera, a quien su familia le tiene prohibida la música, pues temen que suceda lo mismo que a su tatarabuelo quien se fue del hogar a cumplir su sueño de ser músico y cantar para el mundo. Ante esta premisa, Miguel debe de encontrar la forma de hacer realidad su sueño o ganarse el amor de su familia con base a la obediencia de la única regla de la casa: "sin música".
La historia permite identificarnos fácilmente con Miguel ante esta prohibición, al mostrarnos su amor, ese brillo en sus ojos y esa sensación única de que ama lo que hace, así mismo el viaje de auto descubrimiento que tiene al desobedecer las reglas que su familia le impone y llegar a conocer el verdadero motivo que encierra la historia de su familia a través de la celebración del día de los muertos, en la que compartiendo con sus antepasados en la tierra de los muertos descubre sus origenes.
Si bien la historia presentada es un exquisito plato audiovisual, la caracterización de ciertos personajes y momentos dentro del film son una amalgama de sensaciones que nos atraparon en otras producciones, tal como lo fue la ratita Remi en “Ratatuille” al presentarnos a un amante de la cocina que lucha por cumplir su sueño; ese brillo, ese amor, es exactamente el mismo que tiene Miguel; ambos personajes tienen este factor de viaje, de separación de su familia, de retarse a si mismos en un lugar extraño y sobre todo por cumplir su sueño; aunque ello signifique retar a su propia naturaleza y familias.
Del mismo modo, ciertos encuentros muy sentimentales concuerdan a su vez con la producción de Toy Story 2, en donde vemos a la vaquerita Jessie contar su historia en una partitura que asemeja mucho a la que el personaje de Héctor tiene, al momento en que le canta “Recuerdame” a su hija Coco.
Pese a ello, no podemos decir con ello que “Coco” no presenta originalidad, pues es algo de lo que goza, aunque en sus inicios haya sido bastante comparada con “El Libro de la Vida”, el cual presenta siempre a la tradición mexicana y juega con su folklore; sin embargo, la estética que maneja “Coco” es única, así como su historia que no deja de sorprender a cada paso de la misma, que cuando parece que todo esta a punto de concluir... resurge de manera impredecible, un factor que jugaron muy bien los guionistas y directores de la película, Lee Unkrich y Adrián Molina.
Un elemento rico del film es sin duda su música, posee una banda sonora original que estampa muy bien la cultura mexicana, con sus mariachis, su nostalgia, sus letras, que parecen canciones que siempre han existido desde las épocas doradas de México, en donde conquistar con serenatas y expresar los sentimientos eran algo que atrapaba a sentir y a vivir la música de forma diferente.
Ello no hubiese sido posible sin la interpretación de los actores de doblaje, como lo fueron Marco Antonio Solis tras los huesos de De la Cruz; Angélica Vale en los de Mamá Imelda; Gael García Bernal en los de Héctor y Luis Ángel Gómez en los de Miguel. Lo que nos lleva a la pregunta: ¿Cómo suena el cast original en inglés?, sin duda, la versión de doblaje mexicano en esta producción fue el toque que le dio la esencia al film, hecho inclusive que, hasta la versión española supo respetar al no contar con doblaje a su natal acento.
La representación que tiene De la Cruz, es un reflejo ingenioso de Pedro Infante y Jorge Negrete, pese a que, en el mismo film, ambos son retratados como personajes que comparten con De la Cruz en la tierra de los muertos, al igual que El Santo, María Félix y que decir de la excéntrica Frida Kalho y el comediante Mario Moreno Cantinflas. Del mismo modo, la referencia que hacen a que es uno de los mejores cantantes es muy simbólica, ya que no encasillan a legitimar a un país en especifico, de hecho la referencia que se hace que se desarrolla en México sucede solamente una vez en el film.
Los valores que rescata “Coco” son su broche de oro, el respeto por los mayores, esa calidez que sólo da la familia, el respeto a la tradiciones y costumbres familiares, a la cultura y a las profesiones la vuelven rica como un referente, no sólo de México, sino de toda latinoamérica.
Además, “Coco” suscita un sin fin de emociones que nos obliga a querer descubrir, no sólo más de Miguel y su familia, sino que también de nuestras propias familias, cuál es nuestro origen familiar, qué secretos encierran nuestras familias, así como también dar un vínculo sentimental con los seres que ya han partido de este mundo, lo cual logra a la perfección, al hacernos llorar en muchos momentos, pues quién no llora con esta película, se puede considerar un frío de corazón.
“Coco” sin duda arrasará como la favorita de la academia para la mejor película animada, no obstante, es posible que este nominada a: mejor banda sonora, mejor guión original, mejor película del año y mejor canción original por “Recuérdame”. Sólo los meses sabrán que premios le darán, pero mientras tanto, Pixar puede estar seguro de que lo ha logrado. Te comparto la siguiente nota escrita y publicada para Diario El Mundo:
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