Por: Atilio Flores
Calificación: 4/5
El cine siempre se ha nutrido del imaginario de la literatura. Romper los eslabones de lo documental que asentaron los hermanos Lumière en sus inicios fue la pauta para que Georges Méliès superara con creces la forma de crear la magia del cine utilizando el montaje, los efectos especiales y las primeras adaptaciones literarias y teatrales al cine.
Es así como se recuerdan sus películas más famosas: «Viaje a la Luna» (1902) y «Viaje a través de lo imposible» (1904), donde se narran viajes extraños, surreales y fantásticos inspirados en Julio Verne y están consideradas entre las cintas más importantes e influyentes del cine de ciencia ficción.
Dentro de esa misma narrativa han surgido grandes clásicos de este género adaptados de los cuentos y las novelas de escritores como Herbert George Wells, Isaac Asimov y Frank Herbert, de la cual parte la saga literaria de «Dune» y que serviría de esbozo para crear una primera versión en 1984 dirigida por David Lynch, convirtiéndose en su momento en algo incomprendido y que con el paso del tiempo la volvería una película de culto, así como la versión idílica que visualizaba el chileno Jodorowsky.
El director francés Denis Villeneuve retoma una vez más a Frank Herbert para crear una nueva propuesta sobre la historia del planeta de Arrakis, mejor conocido como Dune, para plasmar la historia de cómo las diferentes casas de los Atreides, Harkonen y Corrino se disputan el poder intergaláctico y, sobre todo, de la especia conocida como melange.
La historia nos envuelve en un drama de linajes y de nobleza a niveles cósmicos, sumando temas que hacen eco en nuestro mundo actual, como el cambio climático, el servilismo, el esclavismo, la religión y la cultura, que sirven como manifiesto sociológico al reflejar cómo el ser humano siempre ambiciona el poder sin importar los costos que puede implicar tomarlo por la fuerza.
La narrativa empleada por Villeneuve fluye lenta pero segura en lo que plasma y logra adentrarnos al universo de «Dune» de forma colosal, cuidando meticulosamente cada detalle que se vuelve imponente a cada paso que da, tal cual estuviésemos realmente naufragando en los lejanos planetas de la galaxia, sin enmarañar la historia. Hecho que se logra muy bien gracias a la fotografía de Greig Fraser, que, aunada a una paleta de colores fríos, vuelve solemne cada cuadro junto con la suma de un diseño de vestuario que sobresale de manera impresionante.
Estos factores son muy importantes debido a que las películas de ciencia ficción guardan especial recelo en la forma en que son contadas las historias, principalmente en aquellas en que se trata de incluir un folclore totalmente nuevo frente a lo que ya tenemos acostumbrado en nuestra temporalidad cotidiana. Dentro de esas distopías o utopías vale mucho explicar cómo se llegó a un determinado estadio por parte de la humanidad, en donde muchos casos se resuelven, en otros quedan a medias tintas o, en el mejor de los casos, despierta la inquietud por descubrir más.
A su vez, Hans Zimmer hipnotiza con la propuesta de la banda sonora mezclando lo galáctico con lo tribal. El uso de voces coreadas adentra en la mística de la historia junto a elementos de suspenso y misterio que van susurrándonos y reafirmando las escenas de manera sólida, aunque por momentos es abusada en el reciclaje de muchos elementos de otros filmes a los que ha hecho los arreglos musicales.
Por su parte, la elección del elenco es uno de los elementos más fuertes dentro del filme, dándole a cada uno la esencia de los personajes y dotándolos de un carisma que permite empatizar rápidamente con ellos. Lo coral que maneja la historia en cuanto a sus actores no se desvirtúa por muy breve que sea su aparición.
No obstante, Timothée Chalamet y Rebecca Ferguson son los principales que resaltan, como el príncipe Paul Atreides y Lady Jessica, respectivamente, quienes mantienen la intriga de sus personajes a cada paso y nos dejan con un excelente «cliffhanger» que nos hace desear que los dos años que faltan para ver la segunda parte pasen lo más pronto posible para conocer su desenlace y, al igual que Méliès en su tiempo, le den a esta cinta el valor de un clásico contemporáneo de ciencia ficción y de cine de autor.
¿Tuviste la oportunidad de verla en el cine? Cuéntame en los comentarios. Si no conoces mucho sobre el universo de Dune, te comparto el siguiente editorial que escribí y diseñé junto al periodista Iván Barahona sobre la cinta: https://bit.ly/309Y0OT
*Publicado por el autor en «La Claqueta» el domingo 7 de noviembre de 2021 para Diario El Salvador.
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